Solo queria poner un poco de este cuadro que me encantó, el autor se llama Jorge Mañueco y creo que refleja bastante la realidad.Blogger es una herramienta de publicación de blogs gratuita de Google para compartir con facilidad tus pensamientos con el mundo. Con Blogger, publicar textos, fotos y vídeos en tu blog personal o de equipo es fácil.
Descripción: vemos a un indígena sentado, en el atardecer, recargado en un cactus, descansando, meditando, en un paisaje seco, desolado.
Éste personaje anónimo lleva puestos tenis fila, sarape hecho en Hong Kong y sombrero importado de Tailandia, siendo así, a pesar de la imagen que da al mundo, un consumidor de los productos mundiales, parte de un mercado globalizado para los insumos pero que conserva el arquetipo clásico del mexicano flojo, despreciable como humano pero blanco de productos comerciales.
Esta descripción está sacada de la página del autor.
Mi estupida vida
sábado, 14 de julio de 2012
lunes, 11 de junio de 2012
Horrores de ortografía
No digo que yo tenga una ortografía perfecta, ni es mi intención sonar como una loca perfeccionista, pero realmente me molesta encontrar personas que escriben tan mal.
Escrivir, fabor, ablar, bidrio, hicistes, etc, son horrores comunes. No son pocos los que confunden "a ver" con "haber", "hay" con "ahí", "a ser" con "hacer", etc. Los signos de puntuación se vuelven invisibles, o la gente ya ni los conoce. Y si a todos eso le agregamos que hay quien ya ni las palabras conoce y escribe "famtasia" en lugar de fantasía; o amuletos en lugar de muletas (lo he visto), pues no se puede esperar que uno entienda lo escrito.
Si aumentamos a todo lo antes mencionado el hecho de que a mucha gente le encanta escribir como si tuviera retraso mental "tHe aMO MIl mI pRiNzheSa mOxA", pues simplemente la lectura de semejante texto es imposible.
Si a alguien le encanta escribir como retrasado y se siente ofendido por lo que escribí, le quiero decir que me importa muy poco su opinión, o lo ofendido que esté, que soy una persona muy feliz y que me importa muy poco la vida de los demás.
Escrivir, fabor, ablar, bidrio, hicistes, etc, son horrores comunes. No son pocos los que confunden "a ver" con "haber", "hay" con "ahí", "a ser" con "hacer", etc. Los signos de puntuación se vuelven invisibles, o la gente ya ni los conoce. Y si a todos eso le agregamos que hay quien ya ni las palabras conoce y escribe "famtasia" en lugar de fantasía; o amuletos en lugar de muletas (lo he visto), pues no se puede esperar que uno entienda lo escrito.
Si aumentamos a todo lo antes mencionado el hecho de que a mucha gente le encanta escribir como si tuviera retraso mental "tHe aMO MIl mI pRiNzheSa mOxA", pues simplemente la lectura de semejante texto es imposible.
Si a alguien le encanta escribir como retrasado y se siente ofendido por lo que escribí, le quiero decir que me importa muy poco su opinión, o lo ofendido que esté, que soy una persona muy feliz y que me importa muy poco la vida de los demás.
martes, 5 de junio de 2012
Viaje al país de la eterna primavera
Todos las mañanas Apolo guía el Carro del Sol hacia lo alto del cielo. Y la tierra entera se llena de luz. Doce horas más tarde, el carro dorado desciende en el horizonte y se esconde detrás de los montes y el mar. La oscuridad se apodera de la tierra.
Una vez al año el Sol desaparece durante unos meses muy tristes. Porque Apolo viaja entonces en el Carro del Sol al país de los hiperbóreos, tierra mítica, comarca de luz y alegría, cuyo camino es un misterio insondable para los mortales.
Los hiperbóreos eran justos y honestos, obedientes a las leyes de Apolo y respetuosos de su culto, y por ello el dios los había recompensado con la juventud perenne, protegiéndolos, al mismo tiempo, con fronteras que ni la muerte ni el sufrimiento podían traspasar. Ninguna amenaza se cernía sobre sus cabezas, ceñidas de laureles.
Los castigos de los dioses olímpicos les eran desconocidos, y las pruebas con que los inmortales se complacían en afligir a los hombres no les causaban ningún daño. Como no cometían injusticias, nada temían de Némesis, la terrible diosa de la venganza divina. Ni recelaban de los nefastos poderes de Eris, la rencorosa divinidad de la discordia. De la guerra apenas conocían el nombre, puesto que ni Enió (Bellona) ni Ares (Marte), dioses que se deleitaban en las batallas, habían podido jamás llevar sus bélicos clamores a los dominios del pueblo de Apolo.
En su territorio resonaban constantemente armoniosos ecos de cánticos, y dulces coros infantiles entonaban loores al dios. Por el aire tranquilo vagaban dulces sonidos de compases ritmados de danzas, de acordes de liras, de claros tonos de flautas.
Una vez al año eran bendecidos con la compañía de su dios protector. En su mesa, enriquecida con manjares incomparables, se sentaba Apolo, sonriendo mansamente a todos. Comía con ellos, y con ellos departía y tañía la lira, acompañando el cadencioso movimiento de los bailarines.
Finalmente, llegaba la triste hora de la partida. Apolo preparaba su carro de oro, y el disco llameante descendía para despertar a la tierra, que yacía sumergida en las frías sombras de invierno.
Entonces comenzaba a borbotear la vida en el suelo, en medio de una explosión de colores y perfumes. Porque de sus manos milagrosas se derramaba otra vez, para los hombres de aquel suelo, la esperada primavera.
Una vez al año el Sol desaparece durante unos meses muy tristes. Porque Apolo viaja entonces en el Carro del Sol al país de los hiperbóreos, tierra mítica, comarca de luz y alegría, cuyo camino es un misterio insondable para los mortales.
Los hiperbóreos eran justos y honestos, obedientes a las leyes de Apolo y respetuosos de su culto, y por ello el dios los había recompensado con la juventud perenne, protegiéndolos, al mismo tiempo, con fronteras que ni la muerte ni el sufrimiento podían traspasar. Ninguna amenaza se cernía sobre sus cabezas, ceñidas de laureles.
Los castigos de los dioses olímpicos les eran desconocidos, y las pruebas con que los inmortales se complacían en afligir a los hombres no les causaban ningún daño. Como no cometían injusticias, nada temían de Némesis, la terrible diosa de la venganza divina. Ni recelaban de los nefastos poderes de Eris, la rencorosa divinidad de la discordia. De la guerra apenas conocían el nombre, puesto que ni Enió (Bellona) ni Ares (Marte), dioses que se deleitaban en las batallas, habían podido jamás llevar sus bélicos clamores a los dominios del pueblo de Apolo.
En su territorio resonaban constantemente armoniosos ecos de cánticos, y dulces coros infantiles entonaban loores al dios. Por el aire tranquilo vagaban dulces sonidos de compases ritmados de danzas, de acordes de liras, de claros tonos de flautas.
Una vez al año eran bendecidos con la compañía de su dios protector. En su mesa, enriquecida con manjares incomparables, se sentaba Apolo, sonriendo mansamente a todos. Comía con ellos, y con ellos departía y tañía la lira, acompañando el cadencioso movimiento de los bailarines.
Finalmente, llegaba la triste hora de la partida. Apolo preparaba su carro de oro, y el disco llameante descendía para despertar a la tierra, que yacía sumergida en las frías sombras de invierno.
Entonces comenzaba a borbotear la vida en el suelo, en medio de una explosión de colores y perfumes. Porque de sus manos milagrosas se derramaba otra vez, para los hombres de aquel suelo, la esperada primavera.
lunes, 4 de junio de 2012
Apolo
El nacimiento del dios solar
Días y noches, durante meses y meses, en busca de una sola cosa. De puerta en puerta, en los palacios y cabañas, en los templos y las chozas, la diosa Latona pedía refugio para poder dar a luz a los gemelos que llevaba dentro de su ser. Hijos de Júpiter.
Justamente, la paternidad de sus retoños era la culpable de que todos le cerrarán las puertas. Porque Júpiter, señor supremo del Olimpo, estaba casado con Juno, la más celosa de las diosas, quien acostumbraba perseguir a las rivales que se dejaban seducir por el dios hasta los confines del mundo, y castigaba severamente a quien osara darle hospitalidad. Ni siquiera un inmortal de gran poder se atrevía a desafiar la cólera de la diosa protectora del matrimonio.
Neptuno, dios de los mares, decidió ayudar a la pobre Letona. Para darle refugio escogió a Délos, la isla a la deriva, sin fuentes ni vegetación. Nadie vivía en ella: ni dioses, ni hombres, ni animales. Tal vez por estar desierta la ira de Juno no llegase hasta allí. Y Neptuno amarró a Délos al fondo del mar, al mismo tiempo que le confiaba la misión de albergar a los hijos de Júpiter.
La isla tuvo miedo. Había oído profetizar que uno de los hijos del dios seria muy orgulloso y que bramaría de rabia cuando llegase a saber qué lugar tan miserable le había servido de patria. Quizás, incluso hundiría a Délos para siempre en las profundidades marinas. Pero Latona la tranquilizo. El joven dios no le traería la desgracia, sino la prosperidad y la alegría. Multitudes de hombres vendrían desde lejos a adorar el sitio de la sagrada cuna del dios, y la pequeña roca sin vida se convertiría en una isla respetada.
La isla, luego de estas palabras, consintió. Y Latona dio a luz allí a Diana y a Apolo. En ese instante, el suelo estéril de la isla floreció. Porque Apolo traía consigo sol y vida.
Días y noches, durante meses y meses, en busca de una sola cosa. De puerta en puerta, en los palacios y cabañas, en los templos y las chozas, la diosa Latona pedía refugio para poder dar a luz a los gemelos que llevaba dentro de su ser. Hijos de Júpiter.
Justamente, la paternidad de sus retoños era la culpable de que todos le cerrarán las puertas. Porque Júpiter, señor supremo del Olimpo, estaba casado con Juno, la más celosa de las diosas, quien acostumbraba perseguir a las rivales que se dejaban seducir por el dios hasta los confines del mundo, y castigaba severamente a quien osara darle hospitalidad. Ni siquiera un inmortal de gran poder se atrevía a desafiar la cólera de la diosa protectora del matrimonio.
Neptuno, dios de los mares, decidió ayudar a la pobre Letona. Para darle refugio escogió a Délos, la isla a la deriva, sin fuentes ni vegetación. Nadie vivía en ella: ni dioses, ni hombres, ni animales. Tal vez por estar desierta la ira de Juno no llegase hasta allí. Y Neptuno amarró a Délos al fondo del mar, al mismo tiempo que le confiaba la misión de albergar a los hijos de Júpiter.
La isla tuvo miedo. Había oído profetizar que uno de los hijos del dios seria muy orgulloso y que bramaría de rabia cuando llegase a saber qué lugar tan miserable le había servido de patria. Quizás, incluso hundiría a Délos para siempre en las profundidades marinas. Pero Latona la tranquilizo. El joven dios no le traería la desgracia, sino la prosperidad y la alegría. Multitudes de hombres vendrían desde lejos a adorar el sitio de la sagrada cuna del dios, y la pequeña roca sin vida se convertiría en una isla respetada.
La isla, luego de estas palabras, consintió. Y Latona dio a luz allí a Diana y a Apolo. En ese instante, el suelo estéril de la isla floreció. Porque Apolo traía consigo sol y vida.
domingo, 3 de junio de 2012
Otro estupido blog
Pues eso, este es otro estúpido blog de la estúpida vida de alguien que a nadie le interesa, pero como tengo ganas de platicar (quizás a la nada) de todo lo que me gusta, me disgusta, me molesta, me fascina, etc, pues he decidido escribir aquí.
Creo que todos tenemos necesidad de expresarnos y le voy a dar una oportunidad a este medio que en realidad nunca antes me gustó.
Un poquito de mi
Soy una chica de 20 años, me gusta la fantasía, me gusta la música rock, pop, opera, new age, etc, me gusta leer, me gusta cantar (aunque no lo hago bien), me gusta aprender, me gusta la soledad, los bosques, el clima frío, los animales, dibujar, patinar en hielo, la mitología, etc. En fin todo este blog tratará de ello.
Creo que todos tenemos necesidad de expresarnos y le voy a dar una oportunidad a este medio que en realidad nunca antes me gustó.
Un poquito de mi
Soy una chica de 20 años, me gusta la fantasía, me gusta la música rock, pop, opera, new age, etc, me gusta leer, me gusta cantar (aunque no lo hago bien), me gusta aprender, me gusta la soledad, los bosques, el clima frío, los animales, dibujar, patinar en hielo, la mitología, etc. En fin todo este blog tratará de ello.
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